📍Una breve descripción del proyecto está disponible en el sitio web del Swiss Polar Institute.

Ingenieros suizos desarrollaron y probaron un sistema para la colocación no tripulada de sensores GPS en los glaciares. Este enfoque permite que las personas no salgan nuevamente al glaciar (algo riesgoso), o que se usen opciones más baratas y amigable con el medio ambiente que los helicópteros. Una breve descripción del proyecto está disponible en el sitio web del Swiss Polar Institute.

Contexto 

La temperatura global promedio del planeta ahora es aproximadamente un grado más alta que los valores de mediados del siglo XIX (período preindustrial) y la tasa de fusión de los glaciares ha estado creciendo recientemente. De hecho, algunos pronósticos aseguran que 2/3 de los glaciares del Himalaya se derretirán para 2100 y para el 2050, la mitad de los alpinos.

Sin embargo, todos estos pronósticos son, en cierta medida, aproximados y se basan en modelos que, a su vez, se basan en datos recopilados por los glaciólogos en el campo. Generalmente, la masa de los glaciares de montaña se ve afectada por dos parámetros principales: la tasa de crecimiento/pérdida de masa del glaciar y su velocidad.

Para medir la velocidad de movimiento, los glaciólogos deben colocar manualmente sensores GPS en ellos, que se mueven junto con las masas glaciales y le permiten registrar con precisión la distancia que recorrió el glaciar durante este tiempo.

Como regla general, estos sensores se llevan al sitio a pie, lo que es bastante peligroso debido a las profundas grietas que suelen tener los glaciares; además en otras ocasiones la entrega se realiza utilizando helicópteros, algo que es costoso y contaminante.

La idea

Como alternativa, los ingenieros del Swiss Polar Institute han propuesto utilizar un sistema de dos aviones no tripulados para llevar sensores. El primer multicopter realiza el mapeo del terreno, después de lo cual el sistema selecciona una ubicación adecuada para el sensor.

Luego, un multicopter autónomo vuela al punto llevando el sensor en una caja impresa en 3D y lo deja caer desde una altura de 10-20 centímetros sobre el hielo. Cada dron está equipado con un radar y un LIDAR, así como una cámara de tiempo de vuelo: todos estos sensores son necesarios para que el dron evalúe claramente la distancia a la superficie y mapee el terreno.

Las pruebas

En el verano de 2019, los ingenieros probaron el sistema en el glaciar Horner en Suiza y se aseguraron de que el sistema fuera exitoso en términos de entrega de sensores. Un hexacopter entregó de forma autónoma un sensor de un kilogramo al punto deseado a 800 metros de distancia del punto de despegue.

El mecanismo de reinicio funcionó normalmente y las patas elásticas de la carcasa impresa en 3D suavizaron el impacto del sensor sobre el hielo. Después de eso, el dron regresó de forma independiente. Este método es más barato, más rápido y más ecológico que usar un helicóptero, y más seguro que enviar personas, dicen los desarrolladores.

En esta etapa, los ingenieros están trabajando en un esquema de retorno de sensor similar: también se planea usar un dron, pero desde el exterior colgará una red por la cual el dron debe enganchar el sensor a uno de los ganchos de la caja. Hasta ahora, los experimentos se llevan a cabo en condiciones ideales en una plataforma plana, sin embargo, en un futuro próximo, los desarrolladores planean pasar a las pruebas de campo.

Los drones han resultado ser una fuente inagotable de innovación. Hace poco un equipo de ingenieros de Australia e Iraq consiguió que un dron ordinario con una cámara sea capaz de distinguir entre personas vivas y muertas, y unos días antes el ejército de EE.UU. probó estos aparatos para entregar medicinas en campos de batalla.
 

Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.

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