Por Mónica Parrilla de Diego

Nos preocupa la sequía, así lo determina el último eurobarómetro que concluye que un 93% de la ciudadanía de nuestro país cree que los problemas medioambientales tienen un efecto directo en su vida y que un 77% de la población española considera que la sequía es la mayor amenaza ligado al recurso agua. No es para menos, ya que España es de los países con mayor tasa de desertificación con un 75% de su territorio en riesgo y el 11% ya tiene riesgo muy alto (la mayor parte de la costa mediterránea y Canarias). Y va a más, ya que si en el decenio 2000-2009 se calculaba en un 1% el espacio convertido en zona degradada, en la década 2010-2019 se eleva entre un 3-5 %.

Esta realidad supone un riesgo, cada vez mayor, de incendios de alta intensidad.

Ante esta situación, la crisis de agua es un reto ambiental y social de primera magnitud. Para colmo, esta crisis convive con la crisis de la desinformación, bulos y falsas creencias que desvían el debate y el interés hacía soluciones alejadas de la realidad. Por eso, en este día queremos centrarnos en la importancia de comunicar la crisis del agua para ser una sociedad más responsable y demandante de soluciones. No caer en las barbaridades e irresponsabilidad políticas sin fundamento científico sobre el agua. 

Y es que revertir o prevenir la desertificación y los recortes de agua, es mucho más que mirar el cielo, el porcentaje de agua embalsada diario, las rogativas a santos, etc. 

De manera que ¡no te cuenten cuentos!

1. NO, las lluvias torrenciales NO resuelven la sequía

En cuanto hay lluvias intensas, cae estrepitosamente la preocupación y medidas ante la sequía. En el imaginario se considera que estas lluvias compensarán la sequía, pero no es así. Cuando hay precipitaciones intensas en poco tiempo, el suelo no puede filtrar tanta agua y, además, los suelos afectados por sequía pierden la capacidad de infiltrar el agua, como si estuvieran impermeabilizados (hidrofobia), generando arrastres de suelo fértil (escorrentía).

2. Barbaridad: los ríos tiran agua al mar que podríamos aprovechar 

Creo que esta es de las mayores barbaridades y cualquier solución ligada a esta afirmación será una locura literalmente.
El agua no se pierde, forma parte de un ciclo vital, por el que, a través del caudal de los ríos se alimentan los caudales de las aguas subterráneas, así como las capas freáticas del suelo. Es básico para la recarga de acuíferos, para la vegetación, la fertilidad del suelo, entre otras cosas. Los ríos son sistemas complejos fundamentales también para nuestra seguridad, por ejemplo, para prevenir las avenidas, inundaciones, etc. Sin olvidar que el agua está en circulación permanente en ese ciclo del agua que se evapora, se condensa, se crean las nubes generando precipitaciones, se produce el deshielo y se genera el agua que alimenta los ríos. El agua de los ríos llega de forma superficial y subterránea y sí, llega al mar, donde no se pierde, sino que se evapora, se condensa y se cierra un ciclo fundamental del que depende la vida.

3. NO, más embalses no van a ayudar a paliar la sequía

España es el país con más embalses per cápita del mundo, y sin embargo, esto no resuelve nada si no se reduce el despilfarro, es decir, no importa cuánto ahorras sino cuánto gastas, especialmente si llueve poco. Lejos de ser una solución, los embalses hacen tener toda la red fluvial segmentada y gravemente afectada, en detrimento de la biodiversidad y del buen estado de nuestras aguas y, a pesar de ello, es recurrente pedir nuevos proyectos de construcción y recrecimiento de estas infraestructuras hidráulicas.

4. NO, ante la falta de lluvia, la solución NO es restringir el agua a la población

Llega la sequía (que veíamos venir) y se anuncian restricciones importantes a la población en usos concretos e incluso se sacrifican los espacios verdes, verdaderos refugios climáticos en las ciudades cuando llegan las temperaturas extremas. Pero mientras tanto, se mantiene el regadío industrial que consume el 80% del agua dulce, se despilfarra en campos de golf, etc. Hay muchas medidas de prevención y gestión que se deben tomar  antes de restringir y culpabilizar a la población, que por otro lado debe ser responsable de su consumo.

5. NO, las desaladoras no son una solución a la escasez de agua

El proceso de desalación demanda mucha energía y, además, hay que gestionar los residuos que son muy contaminantes (la salmuera), así como el impacto en la costa y, por supuesto, el fuerte coste económico que conlleva. Quienes apuntan a esta solución en base a que el agua del mar es infinita, lo hacen para justificar la actual carrera desenfrenada de políticas agrícolas, ganaderas, urbanísticas y turísticas con crecimientos incontrolados, dando por bueno un modelo insostenible de desarrollo.

Estas afirmaciones se basan en la desinformación, desconocimiento, en la idea de que el agua es un recurso ilimitado y en no cuestionar una gestión basada en una oferta ilimitada. Cualquier solución basada en estas afirmaciones, son una barbaridad que distrae y desfocaliza el discurso hacía las verdaderas soluciones que requieren voluntad política. Estas soluciones son:

  1. Reducir la superficie de regadío intensivo e industrial 
  2. Prohibir proyectos altamente demandantes de agua
  3. Mejorar el control del uso ilegal de agua, cerrando los pozos ilegales
  4. Descartar la construcción de más infraestructuras hidráulicas
  5. Detener y reducir la ganadería intensiva
  6. Establecer una hoja de ruta para la transición hacia la agroecología
  7. Establecer perímetros de protección en todas las zonas de captación de agua
  8. Fomentar la incorporación de medidas de ahorro y reutilización del agua en todos los nuevos edificios y desarrollos urbanísticos
  9. Aumentar el presupuesto destinado a la gestión forestal
  10. Priorizar alimentos de origen vegetal, ecológicos, locales y de temporada
Mónica Parrilla de Diego - autor del blog.

Mónica Parrilla de Diego

Ingeniera Técnica Forestal por la Universidad de Valladolid. Máster en Gestión de Residuos (Instituto de Investigaciones Ecológicas). Diploma universitario como Experta en Igualdad por la UNED. Responsable de campañas del Área de Biodiversidad de Greenpeace España Twitter: @MonicaParrill

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