Un estudio internacional, con participación de la Universidad Pompeu Fabra, describe la importancia de la interacción entre progenitor e hijo para completar la composición microbiana del bebé, independientemente del parto

El estudio demuestra que el bebé reciben su primera microbiota de la madre, pero esta contribución es complementada por el padre. / Adobe Stock

Un nuevo trabajo, publicado en la revista Cell Host & Microbe y desarrollado por las Universidades de Wageningen (Países Bajos), Helsinki (Finlandia) y Trento (Italia), con la colaboración de la Universidad Pompeu Fabra, muestra la importante contribución de los padres a la composición de los microorganismos que colonizan el intestino de un bebé. La investigación confirma que la transferencia de microbiota fecal materna (FMT, por sus siglas en inglés) en bebés nacidos por cesárea, puede ayudar a corregir las alteraciones de la microbiota, que son habituales en los recién nacidos que no nacen por vía vaginal.

Casi la mitad de las cepas presentes en el organismo de los bebés proceden del intestino materno. Esto llevó a los investigadores a plantear la hipótesis de que otras personas, en estrecho contacto con el bebé, podrían contribuir al resto, proporcionando una fuente estable de cepas microbianas asociadas a la buena salud.

“Este estudio aporta datos significativos sobre cómo se coloniza un recién nacido”, afirma Willem M. de Vos, autor principal y coautor del estudio, de la Universidad de Wageningen y la Universidad de Helsinki. «El papel del padre puede ser pequeño, pero no hay que desestimarlo. Es probable que lo mismo ocurra con otras personas que tienen un contacto estrecho con el recién nacido», aclara.

Nicola Segata, coautor de la Universidad de Trento, añade: “Estamos muy satisfechos de haber encontrado esta conexión, ya que pone de relieve la importancia de estudiar también otras contribuciones microbianas, como las de los hermanos y los compañeros de guardería”. El grupo de Segata aportó el análisis computacional, mientras que el grupo de de Vos diseñó el estudio.

Por su parte Mireia Vallès-Colomer, investigadora de la UPF y coprimera autora del estudio, expresa: «El año pasado demostramos que existe una amplia transmisión del microbioma entre adultos en estrecho contacto social. Ahora tenemos la confirmación de que esto también ocurre en los recién nacidos: reciben su primera microbiota de sus madres, pero otros individuos cercanos (como los padres) complementan su contribución. Esto es especialmente importante para los bebés nacidos por cesárea».

Transferencia de microbiota fecal

Inspirado por su propia experiencia como padre, Willem M. de Vos, lleva muchos años estudiando la microbiota de los bebés y cómo se coloniza su tracto gastrointestinal tras el nacimiento. En octubre de 2020, él y sus colegas publicaron en Cell un estudio que confirmaba que exponer a los recién nacidos por cesárea a la microbiota de su madre, justo después del parto, era seguro y eficaz para dar a los bebés una composición microbiana más parecida a la de los bebés nacidos por vía vaginal. Los bebés recibieron una pequeña cantidad de la microbiota fecal de sus madres poco después de nacer.

Esquema del funcionamiento de la microbiana del intestino infantil. / Cell Host and Microbre

Este nuevo trabajo ofrece datos de seguimiento de ese estudio, así como nuevas investigaciones sobre la contribución de los padres a la composición microbiana de los bebés. Los autores afirman que, dado que los partos por cesárea representan actualmente una cuarta parte de los nacimientos en todo el mundo, debería prestarse más atención a la creación de un equilibrio saludable de la microbiota intestinal en estos bebés.

Los investigadores realizaron análisis metagenómicos de muestras fecales de recién nacidos y de sus padres. Buscaron la presencia de una amplia gama de cepas bacterianas a lo largo del tiempo. En el caso de los bebés que formaron parte del estudio anterior, confirmaron mediante análisis de seguimiento de hasta un año que el TFM materno reducía de forma significativa los niveles de cepas bacterianas potencialmente patógenas hasta un año después.

En el estudio más reciente, se compararon los microbiomas fecales de bebés (21 nacidos por cesárea y 52 por vía vaginal) de los que se tomaron muestras longitudinales durante un año con los de sus madres y padres. Descubrieron que muchas de las cepas encontradas en los bebés de 3 semanas, 3 meses y 12 meses procedían del padre, no de la madre. Entre ellas se identificó Bifidobacterium longumuna bacteria presente en el intestino humano que utiliza los oligosacáridos (un tipo de molécula) de la leche materna. 

“Saber que el padre contribuye sustancialmente al microbioma en desarrollo del bebé subraya el importante papel de las interacciones físicas y sociales entre el recién nacido y su padre, así como con otros miembros de la familia”, afirma Segata. “Esperamos que este estudio ayude a concienciar sobre esas importantes contribuciones”, añade.

Referencia:

Dubois et al. «Paternal and induced gut microbiota seeding complement mother-to-infant transmission»Cell Host & Microbe2024

Fuente: UPF

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